jueves, 15 de enero de 2009



Ésta es la portada del catálogo del proyecto Exilio/Exile. Tiene 50 pags. 24 imágenes. Los textos son de Carlos Rod y Lourdes Jiménez. Las traducciones de Juan Varela. Editado por la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura. Impreso en Artigraf. Málaga. (¡Gran trabajo!) El ISBN es 978-84-9852-142-9
Carlos Rod tuvo a bien escribirme una pequeña biografía que aparece en la solapa del catálogo:
"Javier Roz nació en Plasencia, en medio de un lugar sin orillas, cerca de Portugal, bastante lejos de Dinamarca, a muchos kilómetros todavía de sí mismo. Pronto, siendo muy niño, recogió los bártulos y se mudo con sus padres a una ciudad situada en el sur, en el extremo oeste del mar Mediterráneo, a una hora en coche de Gibraltar. Los extremos son fáciles, se dijo al cumplir los nueve anos, solo en medio es un enigma. Y bajo este pensamiento creció a sus anchas haciendo puzzles, jugando a la pelota en la calle, viendo la tele y garabateando dibujos en papeles sueltos. De noche, en secreto, se encerraba en su cuarto para desentrañar con sus manos el funcionamiento interno de algunos objetos. Todo esto le llevo a matricularse en Medicina. Algo había dentro del ser humano que le abrió el apetito, y durante un tiempo empleo a fondo el bisturí y trato en balde de diseccionar el punto de fuga de lo inanimado. Con el bisturí encontró algunas respuestas, probo hechos, pero cada vez que se acercaba a una pregunta importante, tocaba hueso. Nadie sabe como ni porque, pero un día decidió aparcar radicalmente su carrera de medico para dedicarse por entero a pintar. Hay quien dice que la literatura tiene la culpa. Sea como fuere, de un tiempo a esta parte, se nutre exclusivamente de hacer grabados, fotografías, videos, exposiciones... incluso se ha casado con la mujer de su vida y ha tenido un hijo, Samuel, como uno de sus escritores favoritos. Tal vez pintando encontró lo que quería, fraccionarse. Tal vez con el pincel en la mano, consiga borrarse con cada trazo y, entretanto, llegar despacio, sin prisa, a ese punto medio donde reside su propio enigma."

El texto crítico del catálogo es de Lourdes Jiménez:
Del exilio y los lugares perdidos en la obra de Javier Roz

Sobre el tema del exilio, ha basado Javier Roz este interesante proyecto para la Junta de Extremadura, becado con una de las Ayudas Francisco Zurbarán de 2007. Si nos atenemos a la definición que ofrece la Real Academia Española de la Lengua sobre la palabra exilio (del latín exilium), m. Separación de una persona de la tierra en que vive. II. 2. Expatriación, generalmente por motivos políticos. II. 3. Efecto de estar exiliada una persona. II. 4. Lugar en que vive el exiliado, vemos que está absolutamente justificada con la primera acepción del término “separación de una persona de la tierra en que vive”, de la que Javier Roz reflexiona como punto de partida y final de su proyecto. El tema del exilio es una constante en la vida de la humanidad desde sus orígenes; éste lleva implícito varios estados, desde la idea misma de la partida hacia un nuevo lugar, el viaje, la nostalgia por la tierra dejada atrás, el hastío que produce el exilio como resultado del viaje, hasta la vuelta atrás, el regreso. Todos estos son motivos plásticos en esta iconografía del exilio que Javier Roz nos propone.

En un momento inicial del proyecto, partía de dos momentos históricos concretos, en un primer lugar el del exilio masivo de irlandeses hacia Estados Unidos en el siglo XIX, después de 1845 ya eran más de un millón y medio de irlandeses los que tuvieron que abandonar sus hogares originales para embarcarse y asentarse en América; y en segundo lugar, otro gran momento de exilio como fue el que tuvo como protagonistas a muchos españoles en los años sesenta y setenta del siglo XX, en este caso de los extremeños que abandonaron su tierra, bien hacia otros lugares europeos o a las grandes ciudades españolas.

Pretendía a través de dos personajes, un irlandés y un extremeño, realizar un proyecto “a medio camino entre la realidad, propia y ajena, y la ficción” según sus propias palabras. Encontrar el lugar o los lugares donde desarrollar el concepto y trabajar la idea era básico, centrándose finalmente en dos lugares que forman parte de sus obsesiones, de su subconsciente. Esos dos lugares eran tan insólitamente parecidos en su máxima descripción geológica, e incluso física, como los llanos con canchales de Extremadura y los valles desolados y enigmáticos de Connemara en Irlanda; dos paisajes donde la soledad y la convivencia con la naturaleza agreste son temas visibles en la última obra de Javier Roz, y también forman parte de sus lugares de la memoria. Dos presencias de la naturaleza que cohabitan en este nuevo proyecto sobre el exilio, donde el paisaje y la lucha del ser humano por convivir con éste son ideas trabajadas también en un proyecto anterior, aún en marcha, como el de 4 habitaciones, becado por la Junta de Andalucía en 2006.

Pero este proyecto sobre el exilio ha sufrido desde su inicio algunas variaciones, consecuencia lógica después de un intenso trabajo de campo, seguido de todo periodo de reflexión sobre la obra y la selección de materiales, donde finalmente ha logrado unir en una sola persona a los dos personajes. El exiliado ahora es H, el hombre universal, el artista, sí, el propio yo de Javier Roz que reflexiona sobre este concepto amplio del exilio, identificado como ese proceso de desarraigo de una persona con su lugar de origen –quizás en un trasunto de su propia vivencia–, en esa búsqueda incesante de nuevos lugares que den explicación a todas esas preguntas que lleva haciéndose Roz en estos últimos años. Él llama a este hombre H, pero la identificación con su propio personaje es normal, es el artista quien hace todas estas preguntas universales de cuestiones estéticas, éticas, filosóficas, y esto es materia común entre los artistas de todas las épocas, ayudados en su reflexión por un lenguaje plástico particular y un conocimiento que les hace profundizar y evaluar estos grandes temas. Estas reflexiones también estaban presentes en proyectos anteriores realizados por Javier Roz como “Lo difícil es hacer las preguntas” (2004), “Unwords” (2005), “Desapariciones” (2006-08) y “Blindfold/Blind alley” (2007).

Estas preguntas y los mismos planteamientos son una característica común y singular de la obra de Javier Roz. Esa línea personal en la que se mueve desde sus inicios en el año 2000, con sus Series blancas o la Música callada. Sus obras reflexionan sobre problemas universales, bien sea desde esa abstracción de sus primeras series, a la figuración que paulatinamente fue incorporándose y abriéndose paso gracias a su capacidad de investigación, valiéndose de diferentes técnicas y del elemento narrativo como definidor también del lenguaje plástico tan característico de toda su obra.

Como en sus últimos proyectos, también vuelve a utilizar varias técnicas sirviéndose de la interrelación de los distintos lenguajes: el narrativo, videográfico y el plástico –con la serie de dibujos, fotografías y grabados– para expresar, en un todo unitario, esa secuencia narrativa completa que haga sumergirse al espectador en esta reflexión sobre el exilio. En esta gran unidad, el lenguaje es un elemento tanto o más importante como el resto de disciplinas artísticas; incluso en la voz en off utilizada para el video documental que narra en imágenes este proyecto, Roz utiliza las palabras, las metáforas y las frases en un estilo sintético, de frases cortas, que se relacionan bastante con el lenguaje narrativo de Samuel Beckett, autor que se integra perfectamente con su obra sombría y tendente al minimalismo, común en ambos autores.

Entresaquemos del video estas frases que nos van a indicar el camino plástico para adentrarnos en las distintas secuencias en que se divide el proyecto: “Todo empezó de una manera triste/ De una manera silenciosa/ Fue el lugar el que nos abandonó a nosotros/ Allí/ Allí tan sólo quería vivir la turba y el viento/ Y las montañas/ Que guardan voces y secretos antiguos/ Y a pesar de todo/ Queríamos volver allí/ Allí de donde el hombre había sido expulsado”. Se aprecia cómo el elemento narrativo en este proyecto de Javier Roz es de vital importancia, alrededor de él las imágenes van a tomar forma y las distintas técnicas se van a poner al servicio de la narración. Es una forma de trabajar que recuerda a los montajes de las películas o la composición de una ópera, dos lenguajes que nos remiten a aquel ideal artístico propio de los artistas del romanticismo alemán, con la síntesis de las artes, donde todos los posibles lenguajes daban forma a la obra global. Estas premisas que más tarde fueron materia clave para la obra teórico-artística del músico alemán Richard Wagner y su Gesamtkunstwerk, continúa en el tiempo con total validez en el caso de Javier Roz.

Este eterno viaje de exilio en que vive el artista, es tratado plásticamente por Roz con una economía de medios que es común en toda su obra. En ella todo está medido, calculado, nada sobra, su sintetismo siempre ha sido una característica propia en su universo iconográfico. La fotografía y el dibujo son claves en este trabajo, el dualismo enfrentado entre la naturaleza y el entorno de esos lugares del exilio, conviven en una contraposición interesante de luchas y diásporas, donde el dibujo será el contrapuesto figurativo, el hombre H que a través del dibujo y el grabado ejemplifica la narración conseguida a través de las distintas series.



El proyecto expositivo tiene una secuencia narrativa que se puede dividir principalmente en seis episodios o secuencias, separadas en series como “Sólo los hechos” y “Just the facts”, principio y final del mismo. Las etapas quedarían divididas en: lugar de partida, circunstancias, preparación del viaje, viaje, nostalgia y regreso. El viaje en realidad se muestra poco, profundizando más en las circunstancias y consecuencias del mismo: la nostalgia y el desarraigo a través de las figuras de H y el hombre cuervo, en una especie de elipsis cinematográfica que luego tendrá su continuo en el video que forma parte del proyecto.

Este es básicamente el esquema de la narración, exceptuando los dibujos del apartado intermedio nombrado como “Exilio y hastío” donde H reflexiona a través de versos de Samuel Beckett, la mayor de la parte de las composiciones están formadas por dípticos con fotografías siempre a la izquierda -como comienzo de la secuencia narrativa- y el dibujo correspondiente a la derecha. Todos los dibujos siempre serán interpretados por H, en el propio autorretrato que Javier Roz se hace, o por el hombre cuervo –elemento recurrente en este proyecto en que se integra de la misma forma y al mismo nivel que H–. Este hombre pájaro también es el trasunto de H y el propio artista, con los que expresa esa metáfora del hombre como viajante, partícipe en su exilio de otros lugares diferentes al que pertenece. En la serie “Los que viajan por dentro (I), (II) y (éxodo)”, es el hombre cuervo el que sustituye a H, un hombre cuervo que se repliega sobre sí mismo para viajar “por dentro” en la maleta como único equipaje válido en su marcha hacia el exilio. Los mismos elementos identificables como las raíces en los brazos y los zapatos, son también recurrentes en este hombre cuervo, que juegan como símbolo de las raíces en la tierra donde se nace y, de la dificultad de caminar con los cordones sueltos de un zapato, en esa decisión del más difícil todavía de optar por el camino del exilio y el abandono del lugar de origen.

Además de esta iconografía del hombre cuervo y de H, hay varios elementos icónicos como son las referencias a Caronte –el barquero del Hades “Caronte (Perpetuun mobile)” encargado de guiar las sombras errantes de los difuntos de un lado a otro del río–, que en este caso se transmuta en el Ferry que una y otra vez va llevando pasajeros en el puerto de Cobh, Irlanda; y por otro, al mito de Sísifo, que fue obligado en el infierno a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero que antes de alcanzar la cima de la colina siempre rueda hacia abajo, en esa tarea que tenía Sísifo de comenzar de nuevo una y otra vez. Y ésta es la tarea que H, despidiéndose de esos lugares del exilio, empuja una y otra vez en desesperación uno de los motivos iconográficos principales –el de los canchales extremeños–, en la serie “Lugares del exilio V (Sísifo)”. Ese hombre que ve transformarse sus brazos en raíces que se atan a su lugar de origen, a esa naturaleza inhóspita pero misteriosa, del origen y de las obsesiones del propio Javier Roz.

En ese largo viaje hacia el exilio, Roz hace referencia a ese incesante viajar de los irlandeses partiendo desde el puerto de Cobh en Irlanda rumbo a Nueva York. Desde allí, tomaban barcos que atravesaban el gran océano Atlántico que les separaba de esa nueva tierra, la promesa de una tierra y una vida mejor. En el momento de partida siempre se les repetía una y otra vez la frase: “Debéis llevar sólo lo imprescindible” (“Exilio/Exile VII”), y este momento es elegido por H para plantearse su viaje, llevar una manta y un lápiz como único equipaje, no necesita de más. El artista sólo necesita de estos simples instrumentos para seguir observando la realidad, para plasmar sus emociones y vivencias, para escrutar al resto de viajeros y traducirnos la vivencia del exilio. En muchos casos, algunos de estos trasatlánticos nunca llegaron a puerto, y el hundimiento de barcos tan conocidos como el Lusitania o el famoso Titanic, sirven de metáfora del hundimiento de las esperanzas de H para Javier Roz. Éste en su naufragio se ve hundido a “Lugares del exilio III: a 13.000 ft” y tan sólo asido a su lápiz “Lugares del exilio II: a 13.000 ft” y sin poder dejar de moverse.

Estas distintas secuencias del exilio y los lugares del exilio son recreados de nuevo en fotografía –con fragmentos de documentales con fondos marinos– y a su lado, el dibujo del propio H cayendo inerte desde la superficie. Un desdoblamiento del personaje que se convierte también en un despojarse de las ilusiones, de la vida, de las esperanzas puestas en el exilio que sufrieron muchos de estos viajeros. En la serie gráfica denominada “Exilio/Exile –IV al VII–” se repite el mismo tema, pero en estos casos se sirve del grabado, con la misma sencillez del dibujo, de la línea que ha mostrado anteriormente pero ahora incorporando la fotografía a modo de collage y en menor proporción al dibujo.

Otro de los elementos iconográficos pertenecientes a esta serie del exilio son los zapatos, unos zapatos negros de cordones que H se descalza en el momento de la partida, de ese lugar cero (el círculo concéntrico que da principio y fin a nuestras vidas, el eterno-retorno nietzscheano). H descalzado apoya los zapatos en su hombro y sus pies se transforman en raíces que se niegan a abandonar el lugar de origen. Este motivo de los zapatos es otro de los elementos comunes en los últimos proyectos en los que Javier Roz ha trabajado, al igual que ya hemos visto anteriormente como los del hombre cuervo y H. La fotografía y el dibujo siguen primando en estas series sobre los “Lugares del exilio” y “Nostalgia”, fotografías que en la mayoría de los casos son realizadas por Javier Roz de estos lugares, y que sin ser montajes se transforman en el medio expresivo principal para dar lectura y sentido narrativo a las distintas secuencias. En algunos ejemplos pueden tratarse como ya hemos adelantado de fragmentos de documentales que le servían como contexto, en otros, la mayoría, son tomadas directamente y tan sólo retocadas en color para dar expresividad y contraste al sentido narrativo; o en los menos, con arañazos realizados con la punta seca para el mismo fin.

Y en este círculo concéntrico en el que se mueve la humanidad, donde todo parte para regresar de nuevo al mismo lugar, también es asumido por H y por el artista, el inicio en la serie de seis dibujos “Sólo los hechos” era el comienzo de todo, en el que el protagonista, ese hombre universal se plantea en seis palabras su partida al exilio: tierra, pobreza, utopía, viaje, nostalgia, retorno. Estos son los principales caminos, que en este caso no autorretrata al artista, sino al ser anónimo –sin cabeza–, en éste se representan todos los seres humanos que en algún momento de nuestra vida podemos plantearnos este viaje interior. La serie se termina con la repetición de estos seis dibujos traducidos en esta ocasión al inglés “Just the facts” y que cierran de alguna forma con ese retorno a la patria, cual Ulises heroico volvió a Ítaca, aunque claro, no era el mismo héroe que partió en busca de aventuras. El viaje en sí había dejado una huella profunda en H, el peso de la nostalgia y la resignación ante el destino impuesto lo habían cambiado, y su vuelta es resignada, llena de abatimiento, buscando el lugar del reposo y de todas sus nostalgias, del lugar en el que descansar para siempre y dejar de moverse.

En el video final, que muestra en un continuo todas las etapas del proyecto, es el propio Javier Roz quien interviene en todo el proceso y la documentación escogida, realizando toda la narrativa –en parte también seleccionada para la obra plástica– y que aquí como una voz en off, aclara con sus distintas secuencias fílmicas todo esa vivencia del exilio que H y su otro trasunto el hombre cuervo viven. Ahí están reflejados todos esos acontecimientos que marcaron a los protagonistas iniciales de la historia, a los miles de irlandeses que viajaron hasta Estados Unidos en el siglo XIX, a los miles de exiliados por las crisis y guerras europeas, y a nuestros propios exiliados, tantos españoles que conocieron este viaje obligado por las circunstancias, como los extremeños que un día partieron de los canchales para buscar otros lugares. Javier toma materiales de documentales, incorpora fotografías de los lugares visitados –Irlanda-Extremadura– y también trabaja sobre la música, en una suerte de ensayo final y conclusivo de todo el proyecto.

La nostalgia, la melancolía es el leitmotiv de toda esta reflexión sobre el exilio, una nostalgia que no abandona al propio artista buscando su lugar en el mundo. La esencia del proyecto se cierra de forma sintética y minimalista con la voz en off de Javier Roz como H, reclamando: “Hay cosas que debieron contarse/ Otras las guardamos en silencio/ esperando”.


Lourdes Jiménez
Historiadora del arte
Comisaria independiente

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