miércoles, 11 de febrero de 2009

Resonar
(CASA FUERTE BEZMILIANA Rincón de la Victoria. Málaga. 2003)



La poesía es una dinámica de flujo continuo que entra en el individuo desde fuera, se queda en él, y luego lo obliga a proyectarse hacia los demás. Es en ese proyectarse hacia los demás, en esa necesidad de decir, donde mejor se la percibe, porque para ello se sirve de un lenguaje: la metáfora. Pero la metáfora no es un patrimonio exclusivo de la palabra. La palabra es, tan sólo, uno de los muchos modos de que se sirve para cobrar realidad.
Poco vamos a lograr hallar en la obra de Javier si no cruzamos bajo el umbral de esta puerta, que él mismo nos abre para invitarnos a entrar en sus creaciones e intervenir en ellas, fantasiosa, reflexivamente... con absoluta libertad de criterio. Es el diálogo lo que persigue, no la imposición del monólogo.

Si estamos de acuerdo en que la obra de un artista es su autorretrato más aproximado –en tanto artista-, entonces, a través de la puerta que nos abre la suya, el autorretrato de Javier se nos revela como el de un funambulista que logra mantener el equilibrio sobre el canto de una moneda (con esa gracia de los funambulistas: sin esfuerzo aparente). Una de cuyas caras representaría la autocomplacencia onanista en el logro y el malabarismo formal, y la otra en el extravío conceptual y sus jeroglíficas abstracciones.
Javier se deja fascinar por el método y el malabarismo formal, es consciente de su necesidad, pero sólo como simples herramientas para la creación de sus metáforas, que son las que le van a dar a su obra el sentido conceptual de su propia búsqueda.

Todo lo anterior, inevitablemente, nos obliga una pregunta:
¿Cómo lo logra?
Ante todo con la sutileza del indicio deliberado: su propio rostro oculto tras su propia mano –negándose a ver? deslumbrado?- en La negación de los sentidos I (vista), el del poeta Ezra Pound en La negación de los sentidos II (oído), el de Cioran en La inercia de la ironía, la insinuación implícita en la frase: el viaje es una línea errante, del artista Richard Long, que se esconde en Caminando, o la aventura misma de sus ilustraciones de Haikus para la revista Salamandria, por citar algunos ejemplos.
A nivel formal con libertad de medios, y a nivel conceptual sin prejuicios. Pero, sobre todo, sintiendo cómo
“Antes de pintar el bambú, tiene que crecer dentro de uno” (Su Dongpo)



Quillo Urdiales, Málaga 2003

No hay comentarios: